absurdo manifiesto
REFLEXIONES, PENSAMIENTOS, ESCRITOS, QUE DE SEGURO NO LOGRARÁN CAMBIAR EL MUNDO PERO QUE SI HARAN QUE NOS DEMOREMOS UN POCO MAS PARA ACABAR CON ÉL
lunes, 29 de agosto de 2011
al final vencieron
fue por la tarde que la conoció, él estaba ahí, en el muro sentado, pensando en todo lo que le esperaría en aquel lugar, luego de haber tomado la decisión de nuevo, luego de agachar la cabeza ante su propio orgullo. ella estaba ahí, mirándolo tan derrotado, quien sabe si se llego a imaginar el sufrimiento en su interior, pero ella adecuadamente sonrió; esa sonrisa le llego a aquel hombre, como le llega la mañana a cada noche, sintió que ese rostro, que esa sonrisa tendrían que ver en todo lo que el hiciera de ahora en adelante.
no podía sacarsela de la memoria, aunque tampoco lo quería, comenzó a interesarse por ella, le hablaba de forma sutil, le intrigaban cada una de sus expresiones, sus movimientos, los estudiaba, y luego confirmaba que una creciente atracción le generaba esa mujer hermosa, no fue fácil controlar sus nervios mientras conversaba seguidamente a su lado, pues sentía como una debilidad y un poder lo invadía por dentro al mismo tiempo.
se sentía temeroso de confesarle su amor, por temor a un rechazo, pero con el pasar de los días, entre palabra y mirada, entre risa y algo de verguenza. se fueron dando las cosas de forma mágica entre ellos, se entendían de tal manera que no era sino necesario una mirada a lo lejos para decirse cantidades de cosas. ellos congeniaban de forma sutil, a veces casi perceptible, no tardo mucho para que pasara de un acercamiento a un contacto directo, tanto en emoción como en cuerpo.
Estaban ambos en un lugar que limitaba sus sentimientos mutuos, pero que a la vez ponía a prueba sus verdaderos deseos, la tensión se hizo sentir con el tiempo; fueron separados, los intervenian por separado para ponerlos en contra, se decían cosas de él, se decían cosas de ella, la confusión por fin llego y amargo la existencia de ambos, se fortalecieron las dudas y las desconfianzas, las inseguridades propias, hicieron que las discusiones salieran a flote y que entre ellos se perdiera un poco la quimica; era cuestion de momento,venció el entendimiento del uno por el otro y el gusto de ambos por la personalidad y la esencia de quien despertaba pasión; por eso triunfaron, por que nunca cedieron, porque siempre creyeron, por que el uno por el otro suspiraron, porque de veras se amaron, se entregaron!!!
La redención
siempre del demonio ha querido escapar, estaba tan arriesgado por salir de las mentiras y de todas sus duras tinieblas, que se llenaba de un vigor de una índole algo clandestina, él, ese hombre, de apariencia algo repugnante, era quien verdaderamente exponía al mundo toda su tragedia, de vez en cuando miraba suplicante al cielo, para que le entregara asi fuera, una pequeña señal, que le llegara a su alma un poco de sosiego y calma. huyendo de forma esperanzada, reviviendo cada amanecer con el soporte y el consuelo que le daba entregar sus problemas a un ente divino, fue que este hombre mortal, e imperfecto, logró la consiliacion con su propio ser
sábado, 4 de diciembre de 2010
cabalga en medallo bien duro
REPORTEJE Conózcala y prevenga a los suyos Heroína, la dama blanca cabalga por C.A. “It’s my wife and it’s my life”. “Es mi esposa y es mi vida”. Este verso, la definición perfecta de la relación entre un heroinómano y la sustancia que alternativamente ilumina y ensombrece sus ojos, sus venas y sus días, la formuló la estrella del rock, Lou Reed, en su etapa más oscura, cuando él mismo era un cautivo de la esta cortesana de hielo y le compuso el himno Heroin en 1967. Pero, ¿quién es esta amante letal?
Para hacernos una idea completa de quién es ella, tal vez debamos remontarnos en primer lugar a su genealogía. El origen de esta droga está en una planta, la variante de la común amapola llamada papaver somniferus, de la que se extrae, mediante cortes en el bulbo, un líquido blanco y viscoso, la base de una poderosa sustancia estupefaciente llamada opio, la droga más antigua del mundo. Sus semillas se han encontrado en yacimientos del Neolítico. La abuela de la heroína fue amante del emperador romano Marco Aurelio y concubina de André Malraux, ministro de Charles de Gaulle. Su posesión produjo, y produce, grandes guerras coloniales y regionales en Asia. Y fue cantada por poetas de la talla de John Keats o Elizabeth Barrett Browning. La droga de los sueños fue consumida en cantidades asombrosas y consumió las vidas de gigantes de la literatura como Édgar Allan Poe o Charles Baudelaire. Pero fue Thomas de Quincey (1785-1859), el inefable escritor de obras como El asesinato considerado como una de las bellas artes, quien pergeñó el tratado definitivo sobre ella: Confesiones de un opiómano inglés, donde llega a afirmar “Tú tienes las llaves del paraíso, oh, justo, sutil y poderoso opio”. La rapidez con que se destruyeron estos tres genios, sin embargo, fue porque conocieron a la vieja señora con sus ropajes más sucios: el laúdano. Un brebaje en el que el opio se reducía con alcohol y que fue terriblemente popular, y terrible por sus efectos, entre la clase obrera británica de los siglos XVIII y XIX, lo que posiblemente ayuda a explicar como podían sobrevivir, escapar mentalmente, a las dickensianas condiciones de vida y trabajo que reinaron en aquella época. Con el espectacular avance de la medicina en el siglo XIX, la dama se reencarnó en su relativamente benefactora hija química: la morfina. Fue el primer intento de quitarle al opio sus características adictivas dejando únicamente las terapéuticas, auténtica obsesión de los investigadores médicos de la época. Los resultados son de todos conocidos así que no ahondaremos en los mismos. Sólo decir que el fármaco que resulta el remedio último para los dolores insufribles y las enfermedades terminales, se extendió como un veneno entre la clase alta creando la figura y el término de “morfinómano”. En una vuelta de tuerca más en la búsqueda de una panacea al dolor que no se convirtiera en una ponzoña social, en 1874 nació la diacetilmorfina, la auténtica heroína de nuestra historia, nunca mejor dicho, sintetizada por Heinrich Dresser, jefe del departamento de desarrollo de Bayer. Un polvo de color blanco cuando es pura y con la textura del azucar cuando es morena (de ahí el famoso “Brown sugar” de los Rolling Stones). Tres veces más potente que su antecesora e indicada para el tratamiento de enfermedades respiratorias, fue comercializada por la empresa alemana en 1889. El éxito inicial del remedio químico hizo que se extendiera por medio mundo, jaleado por la clase médica, hasta que, para 1913, se advirtió su potente influencia adictiva y la firma detuvo su producción. Una década después, en 1924, la heroína fue prohibida en EE.UU., dando comienzo a uno de los negocios más lucrativos del mundo. Sólo un gramo de azafrán es más caro, pero hay que entender que su proceso de producción y recolección también es mucho más oneroso. Tremendo desgaste “White light, white heat”. “Luz blanca, calor blanco”, era el título de otra de las canciones del mítico disco que Lou Reed compuso en 1967, con el grupo The Velvet Underground y apadrinado por el gurú artístico Andy Warhol. Describía de manera asombrosamente acertada y sintética lo que se siente al inyectarse, inhalar o fumar heroína. La enciclopedia del opio reza lo siguiente: “La heroína es el opiáceo que más rápido actúa. Si se inyecta, llega al cerebro en menos de medio minuto; si se fuma, en unos siete segundos. Una marea de placer intenso se origina en el abdomen y una calidez deliciosa se extiende como un torrente a todo el cuerpo. Después de la euforia intensa, se entra en un período de calma profunda”. Algunas personas se sienten emocionalmente serenas y en paz con el mundo. Otras, sienten la necesidad de escribir, componer música o pintar (debe de ser el motivo por el que tantas figuras del arte y la cultura han coqueteado con ella) o de ordenar la biblioteca o el vestidor por criterios geométricos o estéticos. Estos “estados alterados” pueden alternarse en el mismo usuario. Síntomas claros de su absorción suelen ser el cambio violento de diámetro y, aparentemente, de la irisación de las pupilas, un estado de duermevela activo (como si se hablara en sueños con los ojos semi cerrados) y de laxitud muscular, la fluidez ralentizada de los movimientos (porque, subjetivamente, el tiempo se detiene)... Con la administración de dosis grandes, el heroinómano parece moverse en un líquido denso, aceitoso, mientras conserva una extraña lucidez mental, una racionalidad exaltada. Todo lo que toca, ve, siente y piensa le da la sensación de que lo tiene bajo control, le produce placer y tiene sentido. Intensa euforia seguida por un estado de ensoñación, relajado y aparentemente creativo, todo ello acompañado de un festín sensual y de una cierta sensación de distancia y comprensión intelectual absoluta (veremos más adelante cómo este factor es la primera nube agridulce en un cielo que, en ese momento se cree despejado). Todos los que la han probado coinciden: “es mejor que el sexo” (en referencia al orgasmo). “¿Se puede pedir más de la vida?”, pensarán los hedonistas. Pero, alto. Hemos llegado al punto clave: lo que no dice la enciclopedia es que todo lo descrito, el paraíso químico, es lo que siente el heroinómano las PRIMERAS veces. A continuación veremos qué oculta el resto del proceso de adicción, el infierno de la tolerancia, la abstinencia, la nostalgia profunda y dolorosa, la tortura brutal y, en ocasiones, la muerte. Como también es lugar común entre todos esos heroinómanos que hemos citado: “Es tan buena que ni se te ocurra probarla una sola vez”. Antes de concluir este apartado, se ha de admitir que además, paradójicamente y como buena medicina, la heroína en sí (otra canción es la de las sustancias que se usan para “cortarla”, que es el acto por el que el pequeño traficante aumenta su cantidad añadiendo otros polvos infinitamente más baratos -que pueden ir del yeso al ladrillo pasando por la mortal estricnina o el irritante laxante- de cara a aumentar su margen de beneficio), a diferencia de otras drogas que atacan y degradan órganos vitales de modo agresivo, como el cigarrillo, el alcohol o la cocaína, no es tóxica. Su uso sí. Y, sobre todo, su carencia también. Por ejemplo, un heroinómano ilustre, el escritor William S. Burroughs, autor del reputado libro Junkee (“yonki”, heroinómano extremadamente dependiente, terminal), murió nonagenario ya que pasó relativamente pocas etapas de estados carenciales durante su larguísima vida de adicto. Bienvenido al infierno
Porque, si tener una sustancia corriendo por las venas produce, según la enciclopedia, que “tras la ráfaga de euforia, llega un sentimiento de absoluta seguridad y protección. El dolor, el miedo, el hambre, la tensión y la ansiedad desaparecen. Cualquier sensación de ira, frustración o agresividad desaparecen” (por eso el heroinómano saciado es inofensivo a diferencia de otro tipo de drogadictos), imagínese el estado en que queda el cuerpo cuando ese soporte químico le es retirado. Cada célula gime y se retuerce como un vampiro sediento. El dolor viene de dentro del cuerpo. Comenzando por los riñones, cada órgano y cada tejido aúllan como si se estuvieran desgarrando. Ver a un ser amado pasar por la etapa de carencia es una de las experiencias más demoledoras que existen. Hasta tal punto, que se han dado, tanto en Europa como en EE.UU., casos extremos de madres que han matado a sus hijos para aliviarles el insoportable ciclo de sufrimiento que supone alternar los estados paroxísticos de búsqueda, aturdimiento, carencia (momento en que el adicto terminal hará cualquier cosa, literalmente cualquier cosa, para conseguir la dosis y evitar sus efectos) y búsqueda de nuevo. El proceso de destrucción comienza, como en el caso de todas las demás drogas legales e ilegales, exceptuando tal vez la marihuana y sus derivados, con la tolerancia. El cuerpo necesita y tolera una dosis cada vez mayor para obtener los mismos efectos hasta que llega el punto más alto de la elíptica en que se necesita cada vez más sólo para evitar los síntomas que provoca su ausencia. Por ejemplo, hacia el final de su vida, el mencionado De Quincey llegó a ingerir dosis de láudano que podían matar a un caballo. Debido a que la heroína es ilegal, su costo es exorbitante (el de producción es mínimo) y acceder a los puntos de venta clandestinos se vuelve extremadamente difícil. Por ello, la vida del adicto gira en torno a encontrar suficiente dinero para no sufrir y luego emprender la ardua búsqueda del proveedor. El mono de muchas manos “Because a mainer to my vein, leads to a center in my head, and then I’m better off than dead (Reed, Heroin)”. Traducido libremente diría “porque hay un punto en mi vena, que lleva a un centro en mi cabeza, y entonces estoy mejor que muerto”. Hemos citado anteriormente que en la etapa álgida se produce la sensación de que se tiene una comprensión racional absoluta de todo, acompañada de una cierta distancia. A medida que se avanza en el laberinto, lo que era una gran capacidad creativa, da paso a una indiferencia total por todo lo que no sea al propio efecto “sanador” de las heridas autoinflingidas por la carencia y un frío desprecio cartesiano por el resto del mundo. El solipsismo de “lo entiendo todo, los demás no existen”. La impotencia química que sufre el adicto se convierte también en impotencia mental y sexual. Nada duele, “estoy mejor que muerto”, pero nada impresiona, nada importa, nada tiene, realmente, ningún sentido. El horror de este ciclo trófico (búsqueda, aturdimiento y anulación, carencia, búsqueda y sus peligros) o el riesgo de la muerte por sobredosis -por ejemplo, por la llegada de un nuevo proveedor con partidas menos “cortadas” para copar un sector floreciente del mercado) puede llevar al yonki a buscar con determinación una salida. Pero cuando crea ver la luz al final del túnel, se encontrará con el más riguroso de los guardianes, el monstruo que le hará pagar un terrible peaje por todo lo gozado y por todo lo sufrido. La cultura callejera lo ha disfrazado de animal. El “mono”, en español, o el “pavo frío” (“cold turkey” por la flaccidez de la piel y los intensos escalofríos que produce), en inglés, son los términos más comúnmente utilizados para describir el estado en que se sume el adicto al sufrir el síndrome de abstinencia agudo que debe pasar cuando quiere bajarse del “caballo” (heroína, también en argot callejero). Su fase más dura puede durar de uno a cinco o seis días y muchos afectados dejan casi de ser personas en control de sus actos ya que todos los síntomas de carencia físicos y psicológicos que hemos citado se acumulan en una devastadora explosión. El final no es el fin No es nuestra misión dar consejos, pero sí informar de que existen vías de salida. Hay quien lo intentará con ayuda de su familia o amigos. Hay que ser muy valiente, repito muy muy valiente, y disponer de grandes reservas de paciencia y amor para afrontarlo, tanto el interesado como sus allegados. En algún momento las fuerzas, comprensiblemente, pueden flaquear. Va a haber gritos, exigencias, conatos de huida, chantajes emocionales, insultos y ruegos desesperados, lloros, aullidos, vómitos, orines y dolor, mucho dolor... todo el dolor del mundo. Cuando esta fase pase se creerá que se ha salido de la tormenta perfecta, pero quedan meses de calma asfixiante. El heroinómano no sólo ha perdido su motor químico sino que en muchas ocasiones puede haber desaparecido su interés por la vida. El desprecio por uno mismo, la falta de otras metas que no sea no volver a la droga, y la intensa dependencia psicológica provocan esa nostalgia y depresión de la que hablamos. Paradójicamente, es en este momento en que hay otro gran momento de peligro por la posibilidad de suicidio o, más a menudo, por la recaída ocasional. Hay que tratar de evitarla por todos los medios, pero tampoco dejarle solo ante esa vicisitud porque en muchas ocasiones el adicto cree que puede meterse una dosis parecida a la que solía tomar. Este factor produce las innumerables muertes que se registran por “lo estaba dejando y quiso darse una última fiesta”. Por último, está el nuevo amor. Como nuestra misión no es pontificar no calificaremos entre sustitutos benéficos y dañinos. Sólo enumeraremos que deben ser poderosos y personales. Por ello, muchos ex drogadictos o en proceso de curación se convierten o entran en sectas religiosas, se obsesionan con el dinero o se hacen exitosos hombres de negocios, les apasionan las profundidades de la informática o son genios matemáticos... El carácter obsesivo no se curará con ese subproducto (al menos no les quedará de herencia una paranoia como en el caso del cocainómano o el fantasma de la esquizofrenia para el colgado de ácido). La forma de dulcificarlo será el entorno. Porque el heroinómano nace, sobrevive o no, y se cura o no, por los efectos de su medio. Y por eso, sólo el amor y la comprensión pueden y deben acompañarle a través de su dantesco descenso. No busque pinchazos (no los encontrará si se inyecta bajo el paladar o en el tobillo), ni indicios como el llevar siempre camisa de manga larga. No trate de aprisionarlo, ni viole su vida y su capacidad de decisión. Si él no la toma y uno no lo respeta, aunque diciéndole las verdades durante el proceso, ambos están condenados. Es él que tiene que venir a uno. Para creyentes y no creyentes, la parábola del hijo pródigo está para algo. Las venas de América ¿Y en calidad de qué, dirán Uds., puedo manifestar todo lo anterior? No soy ni médico, ni químico, ni policía, ni político... Sólo soy un periodista que, en Europa, vio miles de hogares destruídos por la guadaña blanca, los cuerpos arrasados y vendidos por la sed insaciable que provoca, algunas de las mejores mentes de mi generación aniquiladas... Como he dicho antes, sin alarmismos (hay males mucho más peligrosos y letales), sin dramatismos innecesarios, conozcamos y prevengamos lo que puede ser una hecatombe en el seno de la familia que se vea afectada. Dicen que las venas de América Latina están abiertas... sólo falta que corra por ellas la heroína para acabar de pudrirlas.
|
jueves, 2 de diciembre de 2010
ESENCIA PERDIDA
Cada vez que le ocurrían aquellas cosas inexplicables, simplemente lo asumía como mala suerte, pero en realidad era algo más que eso, era algo que estaba por encima de su entendimiento, las cosas que a él le ocurrían, no tenían nada que ver con simples sucesos al azar, eran más bien una especie de energía maldita que impedía la realización de algo que él deseaba desde hacía mucho tiempo atrás; él deseaba con todas sus fuerzas salir de aquellos suburbios bullosos y peligrosos, dónde las almas perdidas chocaban con las paredes, él añoraba volver con ella, con la mujer de su vida, esa mujer k lo lleno en algún momento de vitalidad y el sentía la gracia de lo que es vivir. Pero era ahora muy diferente, se encontraba solo, no contaba ni con él mismo, pues se sentía derrotado por completo, sentía había perdido la pelea, estaba noqueado por su propia testarudez y falta de espiritualidad, sí, quizás, eso era lo que había ocurrido, había podrido su espíritu, porque en su cotidianidad no supo salir del tedio y de la aburrición.
Lo único k pudo ir levantándolo poco a poco eran los recuerdos de felicidad al lado de su amada, de pronto, un día se afeito bien de mañana y salió rápidamente de ese lúgubre cuarto en el que había estado encerrado por meses. Salió a buscarla desesperadamente, fue a su casa y le expreso con lagrimas en sus ojos todo lo que sentía y de todo lo que se arrepentía; ella atentamente lo escucho, lo mira con cierto aire de lastima y preocupación, no le dijo nada, sólo lo tomo de la mano y lo beso en la mejilla. Él, en ese momento entendió todo, se dio cuenta que tenía que recuperar antes que a ella, debía recuperar la esencia que había perdido.
Por eso era que ocurrían esos desafortunados sucesos en lo que podría llamarse su vida, su esencia envolatada era necesaria para poner orden y finalizar el caos. Sólo él podría encontrarla, solo el sabia donde se había perdido, solo el sabia si volvería a llenarlo o no.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
PROTECCION DE LO ALTO
Alegría, felicidad de altura, despliegue interminable de sonrisas, ritmo imparable de bellas melodías, si, si, asi, vamos con la tranquilidad cubriendo cada paso, una mirada tan trasparente k rompe cualquier duda, que bien, me siento realmente bien, fuerza en mi interior, pureza en mi alma, bajo la protectora mirada del altísimo, nada malo podrá ocurrir, estoy con su ley, me esta escoltando el rey!!
martes, 30 de noviembre de 2010
Me siento agradecido.
A lo mejor..................... todos deberíamos sentirnos extremadamente afortunados, por todo de lo que podemos disfrutar gratuitamente, sin tener que pagar una sola moneda, eso, eso es lo k hace valioso, solamente poder abrir los ojos y estremecernos con la gracia infinita de las luces y los colores;es maravilloso, realmente gratificante, como las bocanadas de aire tomadas en una fresca mañana inundan nuestro ser de una inexplicable sensación de energía pura; nada comparable como el hecho de abrazar, reir, acariciar, besar,amar.
realmente creo que el menos yo hoy, me siento agradecido por todo esto.
lunes, 29 de noviembre de 2010
El Compositor.-
Por todos lados, en todas las esquinas, por todas las cuadras y rincones, esta donde menos te imaginas, incluso donde das por seguro k no esta alli, me parece que todo tiene sentido, por k esta ahí, me cubre, siento, lo siento, me ilumina!: k es?, la verdad no se muy bien, pero me basta con saber k esta allí, k tararea la cancion de mi vida, va poniendo la letra, los ritmos, tambien las pausas y cada uno de los acordes...... y la verdad............ se vuelve algo tan melodioso que es dulcemente placentero solo dejarse llevar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)